Introduction to de first conferences about psichotherapy and culture. “The body”.
Javier Alejandro Kuhalainen MunarJavier Alejandro Kuhalainen Munar
Psiquiatra adjunto en el Hospital Comarcal de Inca (Mallorca). Responsable del programa de familias del área de Salud Mental Tramuntana (Mallorca).
Resumen: Este texto es una transcripción de la introducción del ciclo de conferencias que tuvo lugar el 12 y 13 de mayo 2023 en la Fundació Pilar i Joan Miró en Palma de Mallorca bajo el título “El cuerpo: primeras conferencias sobre psicoterapia y cultura”.
Palabras clave: psicoterapia, cultura, filosofía, psicología, Gorgias, Freud.
Abstract: This texts is a transcription of the introduction of the cicle of conferences held on 12th and 13th may 2023 in Fundació Pilar i Joan Miró in Palma de Mallorca, under the name “The Body: first conferences about psichotherapy and culture”.
Key words: psychotherapy, culture, philosophy, psychology, Gorgias, Freud.
Esta introducción pretende sostener la tesis de que la psicoterapia hunde sus raíces en la cultura, encontrando, al menos, en los testimonios escritos de la cultura griega, elementos que nos permiten enlazar pensamiento, acción y emoción en el análisis de hechos míticos que han convocado el pensamiento filosófico durante cientos de años.
En el proceso histórico de creación del relato de lo humano podemos ir encontrando diversos puntos sobre los que pivota aquello que nos define.
Desde el relato oral de los poemas épicos donde la vida es memoria avanzamos como pueblo a civilización por medio de la escritura. Nos liberamos del olvido y, fijadas en piedra, las palabras dictan la vida como pensamiento.
Unos cuantos milenios más tarde la técnica nos libera de los dogmas y nos abre las puertas del redescubrimiento y la reinterpretación. La vida por fin es creación y recreación.
Del Mito obtenemos nuestra imagen y semejanza: así pues, nos identificamos a lo divino y también de Él han sido provistos nuestros atributos. Por mediación de Prometeo obtuvimos la técnica y el fuego, y por compasión de Zeus el pudor y la Justicia, con las que, además de progresar, pudimos convivir.
De la religión obtenemos Leyes, Normas y Castigos. “Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres y al polvo volverás (1). A la mujer dijo: En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a luz a tus hijos; y con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti (2)”.
De la filosofía obtenemos el uso acertado de la Palabra y la definición del Amor.
Norte de salud mental, 2024, vol. XIX, nº 70: 86-88.
Introducción a las primeras conferencias sobre la psicoterapia y cultura. “El cuerpo”
Y de la Palabra y el Amor se trata en psicoterapia, y también desde mucho antes se ha discutido y cotilleado, teniendo en los mitos heróicos del pasado los argumentos sobre los que se sostiene la comprensión del sinsentido del hombre.
Tan lejos en el pasado nos podemos ir para hablar de problemas de Amor y trágicas decisiones como, según Heródoto, hasta más de un milenio A.C. para encontrar a una reina de corazones, de la prensa amarilla del pergamino, una desdichada mujer por cuya culpa ardió Troya. Entonces las mujeres adúlteras no iban al psicólogo. Se hablaba mal de ellas, se las mataba a pedradas, por lapidación u horca, y siempre su maligna y lasciva naturaleza era la causante de la “perdición de los hombres”. Siglos después de tan trágica batalla, otro grande de la cultura, Gorgias, en el siglo quinto A.C. decidió argumentar a su favor, sentando en dos de sus cuatro argumentos las bases de lo que posteriormente podríamos llamar el fundamento de la psicoterapia. El filósofo sofista, un charlatán para unos y un relativista y escéptico para otros, acertó en encontrar en la naturaleza de los afectos humanos y el lenguaje las vías de la transformación del hombre y de la polis griega.
Para dar cuenta de la profundidad de su acierto les presento aquí el extracto de dos de los cuatro argumentos por los que, contra todo pronóstico y siglos de tradición, se podría exculpar a Helena como causante de la guerra de Troya, y de paso también a toda mujer u hombre que haya errado en sus decisiones.
Si bien las dos primeras razones por las que podría exculparse a Helena fuera, en primer lugar, la imposibilidad de contravenir el designio de la diosa Afrodita (pues según reza la leyenda fue la Diosa del Amor quien regaló el amor de Helena a Paris) y en segundo lugar, la fuerza bruta de la manada de colegas de Paris que hubieron podido raptar a la devota esposa del castillo de Menelao, la tercera y la cuarta son de naturaleza psicológica. Un par de milenios después alguien pudo decir que “el yo no es dueño de su propia casa” (3). Tan solo, quizás, habita en nosotros el lenguaje y multitud de afectos:
Extracto del texto “Encomio de Helena” de Gorgias de Leontinos (4). (…)
Si fue la palabra la que la persuadió y engañó a su alma, tampoco en este caso es difícil defenderla y rechazar la culpabilidad de esta manera: la palabra es un gran soberano que, con un cuerpo pequeñísimo y sumamente invisible, consigue efectos realmente divinos; puede ya eliminar el miedo, ya suprimir el dolor, ya infundir alegría, ya aumentar la compasión. Que esto es así voy a mostrarlo.
Es necesario mostrarlo a los oyentes también mediante la opinión; toda poesía la considero y califico como discurso con medida; a quien la escucha le invade un estremecimiento lleno de temor, una compasión bañada en lágrimas y un anhelo nostálgico, y frente a venturas y desgracias de acciones y personas ajenas el alma sufre un sufrimiento peculiar por mediación de las palabras. Y ahora debo pasar de éste a otro argumento.
En efecto, los encantamientos inspirados mediante palabras son inductores de placer y reductores de dolor. Pues, mezclada con la opinión del alma, la potencia del encantamiento la hechiza, persuade y transforma con su magia. De seducción y de magia dos artes se inventaron, que son errores del alma y engaños de la opinión.
(…)
Así pues, ¿qué motivo impide pensar que el relato también hechizase de igual modo a Helena en contra de su voluntad como si hubiese sido raptada por la violencia de unos violentos? Porque la fuerza de la persuasión en modo alguno se parece por su modo de ser a la necesidad, pero tiene su misma potencia. Por tanto, el discurso que persuadió al alma que persuadió la forzó a obedecer las órdenes y a estar de acuerdo con los actos. En consecuencia, el que ha persuadido, por haber forzado, comete injusticia, mientras que la persuadida, por haber sido forzada por la palabra, sin fundamento es difamada.
(…)
87
Javier Alejandro Kuhalainen Munar
Guardan la misma relación la potencia de la palabra respecto de la situación del alma que la prescripción de las medicinas respecto de la naturaleza del cuerpo. Porque, así como unas medicinas expulsan del cuerpo unos humores y otras otros, y unas hacen cesar la enfermedad y otras la vida, así también, de las palabras, unas producen dolor y otras deleite, unas asustan, otras infunden ánimo a los oyentes, otras, con cierta persuasión perversa, envenenan el alma y la hechizan.
Así pues, se ha demostrado que, si fue persuadida por la palabra, no cometió una injusticia, sino que sufrió una desgracia. Ahora voy a exponer la cuarta causa en mi cuarto argumento. Si, efectivamente, fue el amor el que provocó todo esto, sin dificultad rehuirá la culpa de la falta que se dice ha cometido. Pues las cosas que vemos tienen una naturaleza que no es la que nosotros queremos, sino la que a cada una le ha correspondido, si bien mediante la vista el alma es modelada incluso en sus rasgos de carácter.
(…)
Así pues, si la mirada de Helena, disfrutando del cuerpo de Alejandro (Paris), transmitió a su alma deseo y porfía de amor, ¿por qué asombrarse? Sí el amor es un dios, con la fuerza divina de los dioses,
¿cómo el más débil iba a ser capaz de repelerlo y rechazarlo? Y si es una enfermedad humana e ignorancia del alma, no hay que censurarlo como falta, sino juzgarlo como desgracia, pues llega como llega, por trampas que tiende la Fortuna, no por decisiones de la mente, por imperativos de amor, no por cálculos premeditados de un arte.
Así pues, ¿por qué se ha de considerar justo el vituperio de Helena, quien, si hizo lo que hizo estando enamorada o persuadida por un discurso o raptada con violencia o forzada por una fuerza divina, en los cuatro casos escapa a la acusación?
Queda, para finalizar del mismo modo en que empezamos, a modo de jocosa proyección, por evocar las siguientes preguntas:
¿Alguien cree que de aquí 2500 años un experto en el deseo podrá explicar por qué un no joven ni bello príncipe dejó a una joven y bella princesa, madre de sus dos hijos, para irse con una dama ni joven ni bella pero que, por lo que la prensa filtró de sus tórridas conversaciones telefónicas, probablemente sabía lo que él deseaba?
¿Alguno piensa que habrá, de aquí veinticinco siglos, algún paralelismo entre el mito del rapto de Helena y el mito de los cuernos de Diana?
Contacto: Javier Alejandro Kuhalainen Munar ✉ elkuha@gmail.com 📱 629 212 350
o C/ Jesús 16, 4º A • 07003 Palma de Mallorca
Referencias bibliográficas
- Génesis 3:19.
- Génesis 3:16.
- Freud, Sigmund. “Obras Completas” Tomo XVII. “Una dificultad del psicoanálisis” (1917). Amorrortu. Buenos Aires. 1979. Pag 135.
- Gorgias, “Encomio de Helena”, recogido en Los sofistas: testimonios y fragmentos, traducción de José Solana Dueso, Madrid, Alianza Editorial, 2013, pp. 192-199.